Premisa Tribal (en Economía)
Review of Shirley Scheibla's,
"Poverty Is Where the Money Is,"
The Objectivist,
Aug. 1969, pág 11
GLOSARIO
La premisa tribal es la base de la economía política contemporánea. Esa premisa es compartida tanto por los enemigos del
capitalismo como por sus partidarios; le proporciona a los primeros con una
cierta coherencia interna, y desarma a los últimos mediante una sutil (pero
devastadora) aura de hipocresía moral; como prueba, observad sus tentativas de
justificar el capitalismo basándolo en "bien común" o el "servicio al
consumidor" o en "una mejor asignación de recursos". (Los recursos ¿de quién?)
Para que el capitalismo sea
entendido, es esta premisa tribal la
que hay que examinar – y cuestionar.
La humanidad no
es una entidad, ni un organismo, ni un arrecife de coral. La entidad implicada
en la producción y el comercio es el
hombre. Es con el estudio del hombre – no con el estudio de ese conjunto
disgregado que llaman la "comunidad" – con el que cualquier ciencia
de las humanidades debe comenzar.
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Los economistas políticos—incluyendo los defensores del
capitalismo—definieron su ciencia como el estudio de la gestión o la administración,
organización o manipulación de los "recursos" de una "comunidad" o de una nación.
La naturaleza de esos "recursos" no fue definida, y la propiedad comunal se dio por hecha, y se decidió que el objetivo de la
economía política sería estudiar cómo utilizar esos "recursos" para conseguir el
"bien común".
Al hecho de que el principal "recurso"
involucrado era el propio hombre, y que él es una entidad de una naturaleza
específica con unas cualidades y necesidades específicas, no se le dio
prácticamente ninguna importancia. El hombre fue considerado simplemente como
uno más de los factores de producción, como la tierra, los bosques o las minas,
como uno de los factores menos importantes, puesto que más se le dedicó al
estudio de la influencia y la calidad de todos los otros factores que al papel o
calidad del hombre.
La
economía política fue, en efecto, una ciencia que empezó a mitad de camino: observó
que los hombres producían y comerciaban, asumió que siempre lo habían hecho así
y que siempre lo seguirían haciendo – aceptó este hecho como punto de partida,
como algo que no necesitaba mayor atención – y se dedicó a resolver el problema
de cómo diseñar la mejor forma para que la "comunidad" pudiera
disponer del esfuerzo humano.
+ + +
Mucho se puede aprender sobre la sociedad estudiando
al hombre; pero este proceso no se puede invertir: nada se puede aprender sobre
el hombre estudiando la sociedad – mediante el estudio de interrelaciones de
entidades que uno nunca ha identificado ni definido. Sin embargo, esa es
la metodología adoptada por la mayoría de los economistas políticos. Su actitud,
en efecto, equivale al postulado implícito y velado: "El hombre es lo que
encaja en ecuaciones económicas". Como obviamente eso no es así, les lleva al
hecho chocante de que, a pesar de la naturaleza práctica de su ciencia, los
economistas políticos son curiosamente incapaces
de mostrar una relación entre sus abstracciones y las situaciones concretas de
la vida real.
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La premisa básica del colectivismo tribal burdo y primitivo es la noción de que la riqueza le pertenece a la tribu o a la sociedad como un todo, y que cualquier individuo tiene "derecho" a "participar" en esa riqueza.