Vosotros,
los adoradores del cero, nunca habéis descubierto que lograr
la vida no equivale a evitar la muerte. Alegría no es "ausencia de
dolor", inteligencia no es "ausencia de estupidez", luz no es "ausencia de oscuridad", una entidad no es "ausencia de una
no-entidad". Construir no se hace absteniéndose de demoler; siglos de
estar sentados esperando en esa abstinencia no levantarán ni una sola
viga para que os abstengáis de demolerla – y ahora ya no podéis decirme a
mí, el constructor: "Produce, y aliméntanos a cambio de que nosotros no destruyamos
tu producción".
Estoy respondiendo en nombre de todas vuestras
víctimas: Pereced con y dentro de vuestro propio vacío. La existencia no
es una negación de negativos. Maldad, no valor, es una ausencia y una
negación, el mal es impotente y no tiene más poder que el que le
permitimos que nos extorsione. Pereced, porque habéis aprendido que un
cero no puede tener una hipoteca sobre la vida.
Vosotros
buscáis escapar del dolor. Nosotros buscamos alcanzar la felicidad.
Vosotros existís para evitar castigos. Nosotros existimos para ganar
recompensas. Las amenazas no nos harán funcionar, el miedo no es nuestro
incentivo. No es la muerte la que queremos evitar, sino la vida la que
queremos vivir.
Vosotros, que habéis perdido el concepto de la diferencia, vosotros que
clamáis que miedo y alegría son incentivos de igual poder – y
secretamente añadís que el miedo es más "práctico" – vosotros no deseáis
vivir, y sólo el miedo a la muerte os mantiene en la existencia que
habéis maldecido.