Emociones
Playboy: El intentar eliminar los caprichos de la vida de uno, de actuar de forma totalmente racional, ¿no podría ser considerado como algo que conduce a un tipo de existencia sin jugo, sin alegría?

RAND: Sinceramente, he de decir que no sé de qué me está hablando. Vamos a definir nuestros términos. La razón es la herramienta de conocimiento del hombre, la facultad que le permite percibir los hechos de la realidad. Actuar racionalmente significa actuar en conformidad con los hechos de la realidad. Las emociones no son instrumentos de conocimiento. Lo que sientes no te dice nada acerca de los hechos; simplemente te dice algo acerca de tu estimación de los hechos.

Las emociones son el resultado de tus juicios de valor; están causadas por tus premisas básicas, que puedes tener de forma consciente o inconsciente, que pueden ser correctas o incorrectas. Un capricho es una emoción cuya causa ni conoces ni te interesa descubrir. Ahora, ¿qué significa actuar por capricho? Significa que un hombre actúa como un zombi, sin ningún conocimiento de con qué está tratando, de lo que quiere lograr, o de lo que le motiva. Quiere decir que actúa en un estado de demencia temporal. ¿Es esto lo que llamáis "jugoso" y "colorido"? Creo que el único jugo que puede salir de tal situación es sangre. Actuar contra los hechos de la realidad sólo puede resultar en destrucción.


Playboy: ¿Se deben ignorar por completo las emociones, eliminarlas completamente de la propia vida?

RAND: Por supuesto que no. Uno sólo tiene que mantenerlas en su lugar. Una emoción es una respuesta automática, un efecto automático de las premisas de valor del hombre. Un efecto, no una causa. No hay ningún enfrentamiento necesario, ninguna dicotomía entre la razón del hombre y sus emociones – siempre que él observe la relación adecuada. Un hombre racional sabe – o hace cuestión de descubrir – la fuente de sus emociones, las premisas básicas de las que proceden; si sus premisas están equivocadas, las corrige. Él nunca actúa basado en emociones que no puede explicar, cuyo sentido no entiende. Al evaluar una situación, él sabe por qué reacciona como lo hace y si está en lo cierto. No tiene conflictos internos, su mente y sus emociones están integradas, su consciencia está en perfecta armonía. Sus emociones no son sus enemigas, son su forma de disfrutar de la vida. Pero no son su guía, la guía es su mente. Esta relación no puede ser revertida, sin embargo. Si un hombre toma sus emociones como la causa y su mente como su efecto pasivo, si se deja guiar por sus emociones y usa su mente sólo para racionalizar o justificarlas de alguna manera – entonces está actuando inmoralmente, se está condenando a la miseria, al fracaso, a la derrota, y no logrará nada más que destrucción - la suya propia y la de los demás.
"Entrevista de Ayn Rand con la revista Playboy" Marzo, 1964
Así como el mecanismo de placer-dolor del cuerpo del hombre es un indicador automático del bienestar o malestar de su cuerpo, un barómetro de su alternativa básica, la vida o la muerte – así también el mecanismo emocional de la consciencia del hombre está diseñado para realizar la misma función, como un barómetro que registra la misma alternativa por medio de dos emociones básicas: alegría o sufrimiento. Las emociones son el resultado automático de los juicios de valor del hombre, integrados por su subconsciente; las emociones son estimaciones de lo que expande los valores del hombre o los amenaza, de lo que está a su favor o en su contra – calculadoras relámpago dándole el resumen de sus pérdidas y ganancias.
Pero mientras que el criterio de valor que opera el mecanismo de placer-dolor del cuerpo del hombre es automático e innato, determinado por la naturaleza de su cuerpo – el criterio de valor que opera su mecanismo emocional no lo es. Dado que el hombre no tiene conocimiento automático, no puede tener valores automáticos; dado que no tiene ideas innatas, no puede tener juicios de valor innatos.

El hombre nace con un mecanismo emocional, de la misma forma que nace con un mecanismo cognitivo; pero, al nacer, ambos son "tabula rasa". Es la facultad cognitiva del hombre, su mente, la que determina el contenido de ambos. El mecanismo emocional del hombre es como un ordenador que su mente tiene que programar – y la programación consiste en los valores que su mente escoge.

Pero dado que el trabajo de la mente del hombre no es automático, sus valores, igual que todas sus premisas, son el producto o de su pensamiento o de sus evasiones: el hombre escoge sus valores por un proceso consciente de pensamiento – o los acepta por defecto, por asociaciones subconscientes, por fe, por la autoridad de alguien, por algún tipo de ósmosis social o por imitación ciega. Las emociones son producidas por las premisas del hombre, sean mantenidas de forma consciente o inconsciente, explícita o implícita.

Tu subconsciente es como un ordenador – más complejo que cualquier ordenador que los hombres puedan construir – y su función principal es la integración de tus ideas. ¿Quién lo programa? Tu mente consciente. Si fallas, si no llegas a convicciones firmes, tu subconsciente está programado por el azar – y te entregas al poder de ideas que no sabes que has aceptado. Pero de una forma u otra, tu ordenador te da informes, cada día y cada hora, en forma de emociones – que son como estimativas relámpago de las cosas que te rodean, calculadas de acuerdo con tus valores.

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Igual que no puede haber riqueza sin causa, no puede haber amor sin causa, o ningún tipo de emoción sin causa. Una emoción es una respuesta a un hecho de la realidad, una estimativa dictada por tus criterios.


"La Ética Objetivista", La Virtud del Egoísmo

"Filosofía: Quién la Necesita", Philosophy: Who Needs It


"Discurso de Galt",
For the New Intellectual



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