El siglo XIX fue el producto final y la
expresión de la tendencia intelectual del Renacimiento y la Edad de la Razón,
lo que significa: de una filosofía predominantemente aristotélica. Y, por primera vez en la historia, creó un
nuevo sistema económico, el corolario necesario de la libertad política, un
sistema de libre comercio en un mercado libre: el capitalismo.
No,
no fue un capitalismo completo, perfecto, no-regulado, totalmente laissez-faire – como debería haber sido. Varios grados de
interferencia y control del gobierno aún persistieron, incluso en Estados
Unidos – y esto es lo que llevó a la
eventual destrucción del capitalismo. Pero la medida en que algunos países fueron libres fue
la medida exacta de su progreso económico.América,
la más libre de todas, logró la que más.
No
importan los bajos salarios y las duras condiciones de vida de los primeros
años del capitalismo. Eso
era todo lo que las economías nacionales de
la época podían permitirse. El capitalismo no creó la pobreza – la heredó. En comparación con los siglos de hambre pre-capitalista,
las condiciones de vida de los pobres en los primeros años del capitalismo
fueron la primera oportunidad de los pobres tuvieron que sobrevivir.
Como prueba: el enorme
crecimiento de la población europea durante el siglo XIX, un crecimiento de más
del 300%, comparado con el crecimiento anterior de algo así como un 3% por
siglo.
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El capitalismo ha creado los más altos niveles de vida
jamás conocidos en el mundo. La evidencia es incuestionable. El contraste entre el Berlín Occidental y el Oriental
es la demostración más reciente, como un experimento de laboratorio para que todos
lo vean. Sin embargo, los que más alto proclaman su
deseo de eliminar la pobreza son los que más alto denuncian al capitalismo. El bienestar del hombre no es su objetivo.
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Si se hiciera un estudio detallado, y basado en los
hechos, de todos aquellos casos en la historia de la industria americana que
han sido usados por los estatistas como una acusación contra la libre empresa y
como un argumento a favor de una economía controlada por el gobierno, descubriríamos
quelos eventos por los que son
culpados los empresarios fueron causados, necesitados y hechos posibles sólo por la intervención del gobierno en
los negocios.Los males, popularmente atribuidos a los
grandes empresarios, no fueron el resultado de una industria no regulada, sino
del poder del gobierno sobre la industria. El malo de la película no era el empresario, sino
el legislador; no la libre empresa, sino los controles del gobierno.
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El capitalismo no puede funcionar
con trabajo de esclavos. Fue el Sur agrícola y feudal el que perpetuó la
esclavitud. Fue el Norte industrial, capitalista, el que la eliminó –
igual que el capitalismo acabó con la esclavitud y la servidumbre en todo el
mundo civilizado del siglo XIX.
¿Qué
mayor virtud puede atribuírsele a un sistema social que el hecho de no permitir
la posibilidad de que un hombre sirva sus propios intereses esclavizando a
otros? ¿Qué sistema más noble podría ser deseado por cualquier
persona cuyo objetivo es el bienestar del hombre?
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Que
los que están realmente preocupados con la paz observen que el capitalismo le dio
a la humanidad el mayor período de paz en la historia – un período durante el
cual no hubo guerras que envolvieran a todo el mundo civilizado – desde el
final de las guerras napoleónicas en 1815 hasta el estallido de la Segunda
Guerra Mundialen 1914.
Hay
que recordar que los sistemas políticos del siglo XIX no eran puro capitalismo,
sino economías mixtas. El elemento de libertad,
sin embargo, era predominante; es lo más cerca que estuvo la humanidad de tener
un siglo de capitalismo. Pero el elemento de estatismo siguió creciendo durante
todo el siglo XIX, y cuando hizo explotar el mundo en 1914, los gobiernos
involucrados estaban dominados por políticas estatistas.
Así
como, en asuntos internos, todos los males causados por el estatismo y los
controles del gobierno fueron imputados al capitalismo y al libre mercado – de igual
forma, en asuntos exteriores, todos los males de las políticas estatistas fueron
inculpados e imputados al capitalismo. Mitos como "imperialismo
capitalista", "enriquecerse por la guerra", o la noción de que
el capitalismo tiene que ganar "mercados" conquistándolos militarmente,
son ejemplos de la superficialidad o la falta de escrúpulos de los
comentaristas e historiadores estatistas.
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Observad las paradojas
construidas alrededor del capitalismo. Se le ha llamado un sistema de egoísmo (que, en mi sentido del término, lo es) – y sin
embargo es el único sistema que llevó a los hombres a unirse en una enorme
escala en países grandiosos, y cooperar pacíficamente a través de fronteras
nacionales, mientras quetodos los sistemas colectivistas, internacionalistas, los
sistemas de "Un Mundo" están fragmentando el mundo en tribus balcanizadas.
El
capitalismo ha sido llamado un sistema de codicia – y sin embargo es el sistema
que elevó el nivel de vida de sus ciudadanos más pobres a alturas que ningún
sistema colectivista ha comenzado a igualar, y que ninguna pandilla tribal
puede ni siquiera concebir.
El
capitalismo ha sido llamado nacionalista – y sin embargo es el único sistema
que desterró la etnicidad e hizo posible, en los Estados Unidos, el que hombres
de varias nacionalidades que antes eran antagonísticas pudieran vivir juntos en
paz.
El
capitalismo ha sido llamado cruel – y sin embargo trajo tanta esperanza, progreso
y buena voluntad general, que a los jóvenes de hoy, que no lo han visto, les
resulta difícil de creer.
En
cuanto a orgullo, dignidad, confianza en sí mismo, autoestima – estas son las características
que marcan a un hombre para el martirio en una sociedad tribal, y bajo
cualquier sistema social excepto el capitalismo.
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A
menudo se pregunta: ¿Por qué fue destruido el capitalismo a pesar de su incomparablemente
beneficiosa historia? La respuesta radica en el hecho de que la cuerda de
salvamento de cualquier sistema social es la filosofía dominante de una cultura,
y el capitalismo nunca tuvo una base filosófica. Fue el último producto, teóricamente
incompleto, de la influencia aristotélica. Cuando
la resurgente marea de misticismo circundó
a la filosofía en el siglo XIX, el capitalismo se quedó en un vacío intelectual,
con su cuerda de salvamento cortada. Ni su naturaleza moral ni siquiera sus principios
políticos había sido plenamente comprendidos o definidos. Sus supuestos defensores lo
consideraban compatible con los controles del gobierno (es decir, con la
interferencia del gobierno en la economía), ignorando el significado y las
implicaciones del concepto de laissez-faire. Pero lo que existió en la
práctica, en el siglo XIX, no fue capitalismo puro, sino varias economías
mixtas. Puesto que controles necesitan
y crean más controles, fue el elemento estatista de la mezcla lo que acabó con
ellos; y fue el elemento capitalista, el elemento libre, el que fue culpado.
El
Capitalismo no pudo sobrevivir en una cultura dominada por el misticismo y el altruismo,
por la dicotomía "alma-cuerpo" y la premisa tribal. Ningún sistema social (y
ninguna institución o actividad humana de ningún tipo) puede sobrevivir sin una
base moral. En base a la moral altruista, el Capitalismo tenía que estar – y lo
estuvo – condenado desde el principio.
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Si
lo bueno, lo virtuoso, lo moralmente ideal es el sufrimiento y el
auto-sacrificio – entonces, por ese criterio, el capitalismo tenía que ser
condenado como malvado. El capitalismo no le dice a los hombres que sufran, sino
que persigan el disfrute y la realización, aquí, en la tierra – el capitalismo
no les dice a los hombres que sirvan y se sacrifiquen, sino que produzcan y se
beneficien – el capitalismo no predica pasividad, humildad y resignación, sino independencia,
confianza en sí mismo, y auto-dependencia – y, sobre todo, el capitalismo no
permite que nadie espere o exija, que dé o tome lo inmerecido. En todas las relaciones humanas – privadas o públicas,
espirituales o materiales, sociales o políticas, y económicas o morales – el capitalismo
requiere que los hombres se guíen por un principio que es la antítesis del
altruismo: el principio de la justicia.