¿Y qué pasa
con los derechos de todos aquellos a quienes se les impide, por la fuerza, por el
FDA, que obtengan medicinas que ellos, o sus médicos, juzgan que son
beneficiosas? Esta última pregunta toma un cariz angustioso cuando
vemos que, según el Centro de la Universidad de Tufts para el Estudio del
Desarrollo de Drogas, el atraso del FDA en aprobar los bloqueadores beta, por
sí solo le costó la vida a 119.000 americanos.
Mira lo malvados que son los resultados: los que
desean vivir están forzados a sufrir y a morir; los que desean poner fin a su
sufrimiento y quieren morir están forzados a seguir viviendo en agonía.
Los liberales en general apoyan los controles
sobre tabaco y productos farmacéuticos; los conservadores en general apoyan las
restricciones sobre el suicidio y el sexo. Ninguno
de los bandos acepta el principio de los derechos individuales. Ambos aceptan
la noción de que el cuerpo del individuo no le pertenece a él, sino a su
gobierno.
Pero esta es la premisa de una dictadura, no de un
país libre. ¿A qué lleva necesariamente la lógica de esta premisa? A que el gobierno decrete a médicos y pacientes qué
medicinas pueden usar o no – a que ilegalice los cigarrillos, volviendo a los
horrores de la época de la "Prohibición" – a la aparición de la "policía
del sexo" para asegurar que todos hacemos el amor por los
procedimientos aprobados – a la
prohibición total de todos los suicidios asistidos o, con la misma
probabilidad, a una eutanasia obligatoria impuesta por el estado.
La idea de que el Estado tiene derechos de
propiedad sobre tu cuerpo sólo puede tener una última consecuencia: el fin de
la libertad en América [y en cualquier país]. A menos que el poder del gobierno sea dominado, este es
el camino por el que vamos.
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El Dr. Bernstein, profesor de filosofía en Pace University, es un escritor
senior para el Ayn Rand Institute. El Ayn Rand Institute promueve la filosofía
de Ayn Rand, autora de La Rebelión de
Atlas y El Manantial.