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La Declaración Americana de Auto-estima no se ha
afianzado con raíces sólidas. ¿Por qué no?
Aunque el núcleo de la auto-estima es confianza en
la facultad de uno mismo de pensar y producir, (algo que los norteamericanos se
han ganado en abundancia), la auto-estima completa requiere que uno conscientemente
se valore a sí mismo. La auto-estima total requiere que uno sepa, en términos
morales explícitos, que uno es bueno, y por qué.
Esta positiva evaluación moral, esta auto-evaluación, la Declaración
de Independencia no la da de forma completa, y los Padres Fundadores no pudieron
proporcionarla.
La Ilustración europea había prometido poner a la
moralidad sobre un fundamento racional, científico y matemáticamente preciso, pero
nunca pudo cumplir su promesa. Y la gran mayoría de sus líderes intelectuales
supusieron que el contenido de la moralidad sería esencialmente la moralidad
cristiana, despojada de sus adornos místicos, y de alguna forma defendida por
argumentos racionales.
Los Padres Fundadores estuvieron
de acuerdo con los intelectuales europeos. Jefferson, por ejemplo, hizo su
propio compendio de las enseñanzas de Jesús. La compilación de Jefferson, que
omite lo milagroso del Nuevo Testamento, incluye el Sermón de la Montaña. De hecho, Jefferson en una carta
se refiere a Jesús como "el sublime predicador del Sermón de la Montaña".
Preguntaos esto: ¿El Sermón de la Montaña no muestra a
Jefferson y los otros Padres Fundadores como malvados? Cuando los británicos
golpearon la mejilla de los Estados Unidos, ¿Jefferson en la Declaración le
dijo a América que pusiera la otra mejilla? ¿Jefferson amó a sus enemigos – o entró
en guerra contra ellos? Jefferson, que tenía una galería de próceres en su
casa, retratos de hombres como Isaac Newton y John Locke, ¿creía que los
bienaventurados eran los pobres de espíritu – o que los únicos dignos de
admiración son aquellos que deciden hacer algo con su espíritu? Jefferson o los
otros Padres Fundadores, ¿pensaban que los mansos heredarán la tierra – o que
los racionales y los hacendosos lo harán? Jefferson, ¿renunció
a las riquezas – o las buscó?
En cada punto esencial, los Padres Fundadores hicieron lo
contrario de lo que el Sermón ordena. Y eso es porque el Sermón de la Montaña es una declaración de guerra contra la auto-estima.
Quienquiera que haya logrado alguna cosa, y haya estado orgulloso
y alegre por sus logros, es condenado por Jesús: "¡Mal aventurados los ricos
porque habéis recibido vuestro consuelo!" "¡Mal aventurados los que estáis
saciados, porque padeceréis hambre!" "¡Mal aventurados los que ahora reís,
porque os lamentaréis y lloraréis."
Entonces, ¿quiénes tienen derecho a sentirse bien consigo mismos, según el Sermón? Los mansos y los pobres de espíritu, lo
que significa: los que tienen pocos motivos para estimarse a sí mismos.
Así que podéis ver la historia de América de esta manera: los
Padres Fundadores crearon una nueva forma de gobierno y de esa forma abrieron
un continente a su clase de hombres: hombres
de auto-estima, individuos que estaban dispuestos a abandonar sus culturas retrógradas
y trabajar por un futuro mejor; individuos que se valoraban a sí mismos tanto, que
buscaron lo mejor para ellos mismos y en ellos mismos al venir a América. Pero
los Padres Fundadores dejaron a estas personas sin poder plenamente comprender o
apreciar su propia grandeza, abiertos a todo tipo de
abuso, y vulnerables a todo tipo de denuncia moral. Y las denuncias no tardaron
en llegar.
El nuevo país había estallado en una orgía de
productividad. Los más responsables por esta prosperidad eran hombres que nunca
habían tenido la oportunidad de existir antes: los capitalistas y los
empresarios. Petróleo, acero, nuevos instrumentos financieros,
ferrocarriles; estas y otras innovaciones los Rockefeller, los Carnegie, los JP
Morgan y los Vanderbilt las trajeron al mundo y les enseñaron a los hombres
cómo valorar. Por ese hecho fueron denunciados como barones ladrones.
En
esencia, era la voz de Jesús levantándose contra ellos: "¡Ay de vosotros los
ricos, porque habréis de sufrir!""¡Ay de
vosotros los que construís ferrocarriles y torres de perforación de petróleo, porque
habréis de lamentar y llorar".Y llegaron
otras cosas, además de denuncias morales.
Si América iba a ser la tierra de lo ideal, como los Padres
Fundadores habían prometido, y si el ideal es,
de hecho, que los mansos y los pobres de espíritu heredarán la tierra, entonces
el gobierno americano necesitaba una drástica reestructuración.
Todos los nuevos poderes
del gobierno, esa sopa de letras de agencias reguladoras contra las que
Jefferson se habría rebelado se justificaban atacando a los hombres de auto-estima
en nombre de los humildes y los miserables.
Por ejemplo, ¿cuál es la justificación moral para la
existencia del FDA [Food and Drug
Administration, "Departamento de Drogas y Alimentos"]? Las empresas farmacéuticas millonarias y codiciosas (o sea,
quienes descubren y fabrican compuestos que salvan vidas) van a explotar y a experimentar
con pacientes desdichados, así que el
gobierno debe supervisar cada movimiento de la empresa. Además, ¿cómo pueden los mansos ser servidos sin que el gobierno, a
través de su proceso de aprobaciones y rechazos, favorezca el tipo de drogas que necesitan los mansos? Y ¿cómo
pueden los pobres de espíritu alcanzar la bienaventuranza, si en un descuido se
tragan alguna pastilla que deberían haber sabido que podría matarlos? Así que para proteger a los bienaventurados de su propia
irracionalidad, necesitamos a sabios funcionarios del gobierno que le digan a todos
qué pastillas pueden o no pueden tragarse.
O, ¿cuál es la justificación moral para la creación de la Seguridad Social?
Citando la página web de la administración en un
artículo sobre la historia de la Seguridad Social: Es "la obligación del
gobierno el proveer por el bienestar de los pobres". Si una persona es
demasiado mansa para proveer por su vejez, entonces aquellos que son más ricos
deben proporcionar su jubilación. Si una persona es
demasiado ignorante o irresponsable para ahorrar para su jubilación, si es tan
pobre de espíritu, entonces el gobierno debe intervenir y, en su nombre, quitarles
a todos el control de sus planes de jubilación.
O ¿cuál fue la justificación moral del impuesto federal
sobre la renta, ratificado en 1913? Desplumar a los ricos.
A todo esto, a cualquier forma
que tome el sacrificio de los hombres de auto-estima a los hombres sin auto-estima,
Ayn Rand en La Rebelión de Atlas dice:
"¡Basta!".